Ayapaneco, el idioma que solo hablaban dos personas y se enfadaron entre ellos
Es curioso ese momento, durante la época escolar, donde te sorprendes al conocer que existen casi 7.000 lenguas diferentes en todo el mundo, aunque algunas de ellas se encuentren casi en extinción, para desgracia de la variabilidad cultural. Hoy os hablaré de un caso realmente curioso, pues se trata de una lengua que no está aún extinguida, pero le falta muy muy poco, pues solo la hablan dos personas en todo el planeta, y encima se han enfadado hace poco entre ellos. Se trata del Ayapaneco, una lengua que se encuentra en la “fase de rápida desaparición”, donde se encuentran también entre 400 y 1.500 lenguas más, según la Unesco.
Para ser concretos, el idioma se llama Zoque-Ayapaneco, y sus dos únicos hablantes tienen 69 y 75 años respectivamente en la actualidad. Estos dos individuos viven en Ayapa, un estado suroriental de Tabasco, en México.
Estos dos únicos hablantes, son Isidro Velázquez y Manuel Segovia, los cuales son los fieles y únicos guardianes de esta variante de la familia Mije-Zoque. Para rizar el rizo, resulta que esta lengua ha ido desapareciendo sobre todo por la discriminación que sufrían y sufren sus hablantes, como comenta el hijo del propio Manuel Segovia, de 30 años de edad y con el mismo nombre de su padre:
Pero si esto ya parecía malo, lo que sucede ahora es peor. Resulta que Isidro y Manuel no se hablan entre ellos. Si si, los únicos hablantes y conocedores de esta lengua no se dirigen ni una palabra. Según Daniel Suslak, un antropólogo lingüista de la Universidad de Indiana que tiene como proyecto conseguir un diccionario de ayapaneco, estos dos individuos no tenían mucho en común, por lo que se desconoce si existe una causa clara para que no se hablen entre ellos.
Por el momento Manuel Segovia sigue hablando en ayapaneco con su hijo y su esposa, pero son muy pocas palabras. Pero Isidro no suele usarlo regularmente, lo cual es una pena.
Entre las causas de la progresiva desaparición de la lengua estuvo la educación en español a mediados del siglo XX, momento en el cual se prohibió a los niños hablar cualquier otro tipo de lengua. Además, la urbanización y la migración en la década de 1970 acabo por dar el golpe mortal a este lenguaje, pues desintegró el núcleo de habitantes que hablaban el idioma.
La parte buena es que Manuel Segovia (hijo) si que tiene como proyecto intentar enseñar este lenguaje indígena a los más pequeños, pero no parece haber mucha predisposición por parte de los demás habitantes del pueblo para aprender. Por desgracia, si justamente los dos individuos que saben hablarlo no lo hacen entre si, ni tienen nada en común, ni ponen absolutamente nada de su parte, lo más probable es que este idioma esté definitivamente condenado a la desaparición tras su muerte. Esperemos que Suslak sea capaz de elaborar el diccionario de ayapaneco para, al menos, tenerlo en el recuerdo.
Vía | The Guardian.